25 junio, 2007
elcorreodigital.com 25 de Junio de 2007
ÁLAVA
Excavaciones en Rivabellosa
Los trabajos realizados por el equipo de Javier Ajamil en torno a la desaparecida iglesia de San Martín han superado las expectativas
SOCIEDAD LANDAZURI/
Con motivo de la rehabilitación y ampliación del edificio que alberga el Ayuntamiento de Ribera Baja y de la remodelación de la plaza de San Martín de Rivabellosa, donde éste se encuentra, durante los años 2002, 2003 y 2004 se llevó a cabo la valoración y posterior excavación arqueológica de ambos espacios. Actuación obligada en aplicación de la Ley de Patrimonio Cultural Vasco, ya que, al parecer, bajo la Casa Consistorial se deberían encontrar los restos de la desaparecida iglesia de San Martín, antigua parroquia de Rivabellosa, reproduciendo aquel las dimensiones de este templo. Su necrópolis además se extendería por el subsuelo de la plaza. Los trabajos arqueológicos han sido llevados a cabo por F. Javier Ajamil y su equipo de diligentes y expertos miembros de Ondare Babesa. La iglesia de San Martín ya se citaba en el fuero de Miranda de Ebro para el año 1099, en el centro de una aldea con al menos catorce solares dispuestos en tres calles. Aldea denominada Ripa uiellosa, que en 1025 tributaba dos rejas al monasterio de San Millán, lo que suponía la existencia de un importante número de vecinos para la época, es decir, veinte vecinos.El hallazgo de los restos de la iglesia se produjo, no obstante, fuera de los límites del viejo edificio del Ayuntamiento. Las dimensiones de su estructura superaron todas las expectativas. Se encontraron los restos de un templo que alcanzaba una longitud de 27 metros después de sufrir dos remodelaciones para ampliar su espacio. Una primera en el siglo XIV o XV, cuando se construye una espadaña o campanario en la parte Oeste para acoger una campana de bronce fabricada a los pies de la propia iglesia con el método de la ‘cera perdida’. La fosa circular para colocar la base del molde de arcilla y el horno de fundición de bronce se localizaron ‘in situ’. Una segunda reforma se hizo en el siglo XVI o XVII, también en el extremo Oeste de la iglesia, y amplió de nuevo su espacio. Estas reformas provocaron la inutilización de cinco silos de almacenaje subterráneo excavados a los pies de la iglesia. Tres de ellos, además, aparecieron bajo parte de la necrópolis, uno incluso amortizado como osario. Once más ya se habían descubierto un año antes en dos solares muy cercanos. La cronología de estos silos nos remontaba al menos a la primitiva aldea del cambio de milenio.Testimonios interesantesLa decisión del Ayuntamiento de Ribera Baja de variar el proyecto de obra para no alcanzar en lo posible los restos arqueológicos hizo que finalmente sólo se excavara el edificio de la Casa Consistorial y una pequeña parte de la plaza de San Martín, lo cual se realizó mientras estas obras se llevaban a cabo. Aún así, en el escaso terreno excavado perteneciente al interior de la propia iglesia, aparte del camposanto, muy afectado por las dos reformas del templo, que constituyeron un extenso osario, se descubrieron elementos de la iglesia primitiva, como un capitel prerrománico y restos de sarcófagos de piedra formando parte de la nueva estructura de la iglesia. También se lograron rescatar entre el numeroso material cerámico recogido, cuatro orzas completas, colocadas boca abajo junto a la cimentación de la grada del altar. Se hallaron varias decenas de monedas pertenecientes principalmente a los siglos XI a XVII, así como objetos de uso cotidiano, adornos y herramientas, de cobre y hierro. Los elementos más modernos recuperados se correspondían con la decoración barroca de la última fase de uso de la iglesia, así como tres figuras de arcilla representando a Cristo crucificado.Gracias a los trabajos arqueológicos también se comprobó que la necrópolis anexa a la desaparecida iglesia de San Martín se extendía en tres diferentes niveles de enterramiento, el superior exclusivamente de tumbas infantiles. En total se lograron documentar 178 tumbas, tanto de lajas como en fosa simple, excavándose 106. También los análisis de C-14 realizados sobre varios de los esqueletos depararon sorpresas. Nos han aportado cronologías absolutas que se remontan a los siglos VIII y IX, al menos dos siglos antes de su primera mención en las fuentes escritas. Quizás en un futuro, nuevos arqueólogos podrán aportar más datos de este pasado que sobrepasa con creces los límites históricos y geográficos de Rivabellosa. Quedan convenientemente bajo tierra, para nuevas investigaciones.
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