25 noviembre, 2015
Durante el pasado año 2014 tuvimos la oportunidad de documentar un horno tejero en
Arenzana de Abajo, en la comunidad autónoma de
La Rioja.
El horno “surgió” al modificar los accesos a esta localidad del valle del Najerilla, muy conocida por estar cerca de
Tricio y los alfares romanos de
Tritivm Magallvm.
Esta circunstancia deparó anécdotas aquellos días, puesto que se monto una leve polvareda en algún medio de comunicación local, que recurriendo a eruditos de la zona, y sin consultar con el equipo de
Ondare Babesa, S.L. desplazado hasta allí, establecieron sin ningún género de dudas que se trataba de un alfar romano.
No obstante, y como muestra el informe que ponemos a vuestra disposición, lo localizado fue una instalación de tipo preindustrial. En concreto un horno para la fabricación de tejas y ladrillos de arcilla.
Aunque el modelo es parecido a los de época romana, y quizá aquí estuvo el equívoco, la excavación mostró que pudo estar en funcionamiento durante el final del siglo XIX y la década de los años 60 del siglo XX.
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Arriba: acceso a la cámara de combustión, excavada en la roca y a la que se ha añadido un pasillo de bóveda de ladrillo. Abajo: parrilla y restos de la paredes de la cámara de cocción. Sobre esta superficie se colocaban las piezas para su cocción, mediante fuego prendido en la parte inferior, y cuyo calor pasaba por estas toberas cuadradas (c) Fotos de Miren Rico y Rafa Varón para Ondare Babesa, S.L. |
La fecha de su fin de uso fue establecida a partir de la localización, entre sus escombros de tejas y ladrillos, de dos fragmentos de jícara eléctrica. Una
jícara, según el diccionario de la RAE, es “una vasija pequeña, generalmente de loza, que suele emplearse para tomar chocolate”, y el origen de la palabra está en el
náhualt -lengua hablada por los nahuas en México-. No obstante, en el argot eléctrico, se trata de un aislador eléctrico, ya que los primeros de estos elementos se hicieron en porcelana blanca con una forma que recordaba a ese recipiente para el chocolate. Todavía se pueden ver en postes de la luz y de telégrafo, aunque hace años que no se usan: servían para aislar los cables a la llegada a los postes, y se fabricaron en loza y en cristal.
En el registro de aquella excavación contamos con la participación de
Javier Ajamil, que demostró una vez más su pericia como dibujante arqueológico. Os dejamos muestras de como hizo la planta de la parrilla del horno. A continuación os mostramos su digitalización, a cargo de Soana Ciccola.
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Arriba, dibujo original de Javier Ajamil. Abajo, digitalización para el informe, por Soana Ciccola (c) Ondare Babesa, S.L.
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Os dejamos el enlace al informe, al que podéis acceder haciendo
click aquí.
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