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TRABAJOS EN ARTXUA (KUARTANGO, ÁLAVA): RECONSTRUCCIÓN FACIAL DE UN CRÁNEO FEMENINO

17 febrero, 2014

Cómo muchas y muchos de vosotros sabéis, venimos desarrollando un proyecto de investigación arqueológica en la iglesia de San Sebastián de Artxua (Kuartango, Álava) que va pasando por distintas fases, de las que tenéis informaciones aquí, aquí y aquí.

Durante el pasado verano de 2013 se llevó a cabo la excavación arqueológica del paso de una zanja por la necrópolis/cementerio parroquial de la iglesia románica de San Sebastián, datado en la Edad Media, datable, de momento, entre los siglos XIII y XIV.
Excavación de las tumbas 6, 4 y 3 (izq. a der.), en San Sebastián de Artxua.
(c) ONDARE BABESA, S.L.

De esta excavación, financiada por la Junta Administrativa de Luna, con fondos del Gobierno Vasco-Eusko Jaurlaritza, y dirigida por nuestro compañero F. Javier Ajamil, se recuperó, en la tumba 6, un esqueleto, que podéis ver en la imagen adjunta:
Tumba 6, Esqueleto 1 de la necrópolis de San Sebastián de Artxua. (c) ONDARE BABESA, S.L.
El cráneo de este esqueleto fue elegido por Itxaso Azcune, la arqueóloga que  se ocupó del registro planimétrico de esta excavación, para realizar prácticas sobre fotogrametría digital de objeto cercano, ya que está realizando un curso de virtualización de Patrimonio con la Universidad de Alicante como parte de sus esfuerzos en formación continua.
La fotogrametría es, a grandes rasgos, la utilización de fotografías para conocer la geometría de un objeto. Una fotografía bidimensional lleva asociados una serie de errores que son corregidos gracias a la información conseguida en el solape de esas tomas, y así logramos una visión estereoscópica en 3D. Entre otras aplicaciones utilizamos esta herramienta para una documentación fiel de los restos localizados en yacimientos arqueológicos, tanto a nivel de estructuras, como base para la reconstrucción facial de este cráneo en concreto. 
Toma de datos del cráneo del Esqueleto 1 de la  Tumba 6 de San Sebastian de Artxua.
 (c) Itxaso Azcune
Tratamiento informático de las fotografías obtenidas. (c) Itxaso Azcune

El resultado de todo este trabajo lo podéis ver en este enlace, en el que la aplicación os permitirá apreciar el cráneo con todo lujo de detalles y en todos los ángulos, como muestra la imagen.

La colaboración con otros profesionales del Patrimonio, en este caso con Pablo Aparicio, arqueólogo, historiador del arte y especialista en virtualización del Patrimonio, como podéis comprobar en su blog, ha llevado a la reconstrucción facial de este cráneo, tal y como nos ha detallado Pablo:

La reconstrucción facial en 3D es una técnica que se está extendiendo cada vez más en los estudios arqueológicos por varias razones: 1) disponemos de equipos cada vez más potentes y económicos para un trabajo fluído de la información 3D; 2) constituye un acercamiento distinto, más humano, a los restos arqueológicos; 3) ofrece resultados muy llamativos que permiten acercar la arqueología al gran público; etc.
Del cráneo recuperado en la excavación a su reconstrucción facial, fases del proceso.
(c) Pablo Aparicio Resco
A partir del levantamiento fotogramétrico del cráneo, y basándonos en estudios de antropología física, ha sido realizada la reconstrucción facial en 3D del mismo. Se trata de una hipótesis reconstructiva abierta a posibles modificaciones inducidas por estudios posteriores de tipo arqueológico y antropológico que confirmen datos exactos con los que no hemos contado hasta ahora. 
La metodología utilizada -siguiendo los trabajos de reconstrucción facial realizados por Cicero Moraes y documentación antropológica relacionada- ofrece cierta fiabilidad con respecto al aspecto que esta mujer pudo tener. La técnica de reconstrucción facial se utiliza desde hace mucho en el ámbito forense y ha permitido reconocer restos humanos con un parecido, en ocasiones, del 80%. Debemos entender, pese a todo, que muchas de las características faciales se han perdido para siempre (color de ojos y de pelo, forma de las orejas, la nariz y los labios, etc.) y que sólo son hipotizables, en ocasiones, a partir de la fisonomía craneal.
La posibilidad de crear estos acercamientos a los restos humanos no ha de ser entendida sólo desde una perspectiva científica y utilitarista sino también desde el punto de vista emotivo y social. Quizás es momento de comenzar a dar más preeminencia a los rostros del pasado cuyos restos, frecuentemente, “descansan” apartados en un húmedo almacén de excavación, totalmente deshumanizados. Quizás esta técnica nos ayude a entender mejor que la arqueología no se comprende sin las personas, y a desterrar el frecuente dicho de “esto son cuatro piedras” cuando alguien va a visitar un yacimiento. La arqueología es, fundamentalmente, el estudio de personas y sus relaciones a través de los restos materiales que han llegado hasta nosotros y por ello es tan importante la recuperación de rostros y, con ella, de la memoria de aquellos que -sin su consentimiento- exhumamos. 
Arriba y abajo, distintas vistas del modelo obtenido con la reconstrucción facial.
(c) Pablo Aparicio Resco

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